por JuanDeLezo » 20 Abr 2015, 11:22
¿Sabéis que en el territorio español no se pone el Sol? Bueno, solo un poquito, pero no toda una noche. ¿Conocéis la Micronesia Española?
Todos conocemos al Cid pero… ¿y a Omar Ben Hafsun? ¿Un moro? ¡No! El linaje de los Beni Hafsun se inicia en un noble godo de la familia de los Witiza llamado Adefonsus (Alfonso), que era conde de Arias. Un enorme reino cristiano totalmente tolerante con las otras dos religiones, la islamita y judía, tenía en el sur, sí, allí. Hasta que Abderramán III lo aniquiló, pero 40 años estuvo en Al-Ándalus. Y si le hubieran ayudado los reinos cristianos del norte la presencia musulmana en la península hubiera acabado a finales del siglo IX.
Qué cosas… y más cosas. Que nos lo diga Mena:
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Éste es un libro gestado y parido con dolor. Con el dolor de contemplar una injusticia histórica, y de comprobar el desinterés y la apatía de aquellos que deberían sentirla como inferida a ellos mismos. Esta injusticia histórica ha sido y es mantener una densa capa de silencio sobre la existencia de seis reinos; reinos que en su día representaron cada uno de ellos una parte significante del alma de España.
Esa conspiración de silencio, motivada por intereses materiales y políticos, ha procurado negar hasta la más mínima referencia a esos reinos que existieron, en momentos cruciales de la Historia, en diversos lugares del territorio español: el primero es el reino de Sobrarbe, nacido en los Pirineos y regado con sangre de los animosos montañeses en los peñascales de Jaca, en San Juan de la Peña.
Y se ha condenado al olvido el reino de Todmir, pequeño estado que sobrevivió a la invasión árabe del 711 en las actuales provincias de Almería, Murcia y Alicante, reino cuya fundación es anterior a la de don Pelayo en Covadonga.
Y el reino de Raya o Reiyo, en la sierra de Málaga, con población en Medina Raya (hoy Archidona) y corte real y plaza fuerte militar en Bobastro. Un milagro histórico, ese reino cristiano en plena España musulmana.
Y el reino de las Canarias, coto para la caza de esclavos por el francés Béthencourt, y principado de un príncipe de la familia de La Cerda, bendecido por el Papa, y heredado por los que siguieron siendo reyes, entre los que figuran el duque de Medina Sidonia y varios caballeros de Sevilla, hasta que el reino pasó a Isabel la Católica, integrándose así en el de Castilla.
Y el reino de Estella, capital de la España carlista. España, su capital Estella. Reconocido y ayudado por algunas naciones, rechazado y financiado por otras. Tres guerras carlistas que casi llenan el siglo XIX. Guerras civiles, pero en las que participaron tropas internacionales en ambos bandos; la denominada Legión Inglesa y varios batallones de mercenarios, revolucionarios de la Comuna francesa.
Y por último, el archipiélago de Os Guedes, un reino muy pequeño que tuvo un rey allá por el siglo XVI.
Seis reinos. La amputación de esas páginas de la Historia de España impide a la juventud actual, y también a los adultos, comprender el proceso histórico completo de nuestro país, en varios momentos cruciales de la Humanidad. Si hiciéramos una encuesta en las poblaciones de Huesca, Murcia, Almería, Alicante, Málaga y las Canarias, ¿cuántas personas encontraríamos que conocieran siquiera de oídas la existencia de aquellos reinos que hubo en su territorio? Y ese desconocimiento de los episodios tan importantes de su tierra natal representa la carencia de un dato para conocer su propia personalidad.
He intentado reunir en este libro aquellas páginas borradas de la memoria colectiva que son absolutamente necesarias para integrarnos, a través de ellas, en el conjunto total de nuestro carácter propio como nación, y formar parte plenamente de lo que podríamos llamar el alma colectiva de España.
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Pasad, pasad, poneros cómodos y leed…
La gratitud en silencio no sirve a nadie. A ver si participamos más.