por JuanDeLezo » 04 Dic 2016, 11:13
¿Qué es la Cultura?
Según la RAE es: "Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico."
Atendiendo a ese significado tooodos somos cultos porque hasta el más bestia sabe de algo un poco o un mucho más que tú. Entonces está claro que ¿es más culto quien hable con propiedad de más temas distintos? Pues por ahí debe andar el significado de Cultura y entendemos que, al igual que Perfección, nadie llega a ser culto total ni perfecto total. Lo que sí tengo bien claro es quien es un inculto: sabiendo que nadie es inculto porque de lo suyo siempre sabe más que tú, el inculto es quien se niega, aun teniendo posibilidades, a adquirir más Cultura.
El ejemplo claro es el pueblo yanqui: los más incultos de la Historia de la Humanidad.
Y edito para continuar con la reflexión:
Si resulta que un inculto es aquella persona que se niega a acumular más Cultura y que un culto es quien tiene inquietud por la misma, habrá quien sea más culto que otro dependiendo del interés que tenga en aprender más… pero todos los que muestren algo de interés en aprender serán cultos independientemente de lo que sepan.
Ergo la Cultura es la inquietud de acumular saber y no lo que sepas.
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Cuando despertaron la mañana del 2 de noviembre de 2004, millones de votantes del Partido Demócrata norteamericano contemplaron un nuevo orden. El humo de las hogueras neoconservadoras se elevaba sobre todas las ciudades del Sur y del Este. Las peludas hordas del fundamentalismo cristiano, las legiones de obreros y campesinos blancos y de otras culturas visigodas se agitaban detrás de sus remotas trincheras. En las ciudades universitarias situadas en la otra punta del país, en San Francisco, Seattle y Boulder, en la más demócrata de todas las fortalezas demócratas americanas, la ciudad de Nueva York, y en cada rincón encapsulado y remoto de la América liberal donde se puede comprar un ejemplar de The Nation en el kiosco de la esquina, los demócratas se hundían en una profunda depresión a prueba de Prozac. ¿Qué había ocurrido en el corazón del país —se preguntaban—, en esas zonas del interior cuya iconografía apenas conocían a través de la televisión y las revistas, en esos mundos remotos salpicados de bonitas torres de iglesia, anticuados salones de baile, las carreras NASCAR y festivales tradicionales? ¿Y por qué la clase trabajadora había votado tan evidentemente en contra de sus propios intereses?
Dos años más tarde, el Partido Demócrata había recuperado cierta mayoría, al menos momentáneamente, y durante un período los liberales tuvieron tiempo de estudiar lo que ellos ven como una multitud sumamente inculta que los derrotaron en 2004. En estos años han mirado con atención las mesas redondas en la televisión pública y discutido acerca de en qué falló la estrategia política. Pero lo que los liberales urbanitas y de izquierdas no han hecho es darse un paseo por la tierra de los godos, exponerse a entrar en contacto con la sucia clase trabajadora americana, esa Norteamérica provinciana de gente que va a la iglesia, que practica la caza y la pesca, y que bebe Bud Light. Esa gente que ni siquiera es capaz —y tampoco les preocupa demasiado— de situar Iraq o Francia en el mapa, suponiendo que tengan uno. Son pocos los liberales cultos a los que encontraremos tomando una cerveza de lata en el bar de una calle sin asfaltar, o escuchando al pastor que explica la infalibilidad de la Biblia en relación con todos los asuntos conocidos, desde la biología hasta el reglamento del béisbol, o asistiendo a la ceremonia de entrega de premios en una escuela cristiana, o cogiendo una cogorza mientras Teddy y los Starlight Ramblers tocan música country en el Eagles Club.
Pues bien... ¡Jajay! ¡Bienvenidos a mi mundo!
La gratitud en silencio no sirve a nadie. A ver si participamos más.